22/9/13

SOBRE EL SECTARISMO Y LOS SECTARIOS


                                                            Una reflexión sobre lo que No 
debe ser el M-19.

Ahora que nos proponemos reconstruir el movimiento, que volvemos a soñar con el aporte que le podamos dar a la Patria, que empezamos a salir del anonimato y del baúl de los recuerdos al que nos enviaron los antiguos dirigentes, para frentear la responsabilidad que tenemos de reencontrar el pulso de la nación y el corazón del pueblo colombiano; se hace necesario discutir sobre este tema tan álgido.

Temo mucho y lo tengo que expresar, que el cuento que estamos construyendo en este proceso de reencuentro, se convierta en una versión moderna de las sectas políticas que tanto daño causaron y siguen causando a la humanidad. Sectarismos que han impedido que la izquierda y los sectores alterativos al bipartidismo (El conservador y liberal y las vertientes que ellos crearon para camuflarse ante la opinión pública), se conviertan en la verdadera alternativa de poder; en otras palabras un sectarismo que solo tiene un vencedor: La Oligarquía en el poder.

La secta es un mal que corroe y corrompe la buena fe de quienes están dentro de una causa, se basa en mentiras o en verdades a medias que repetidas o dichas en forma premeditada generan discordia y división, señalamientos y excesos en contra de los contradictores y en muchas ocasiones la desaparición política o física de estos.

Voy a darles, si me permiten, mi visión sobre este problema y de seguro que estaremos de acuerdo en la gravedad del asunto, les pido que consideren seriamente lo que voy a exponer  ya que de ello depende todo o casi todo lo que hagamos en adelante de esta propuesta de vida.

La secta convierte al sectario en un ente de veneración enfermiza al partido, religión, grupo (cualquiera que este sea o la ideología que este profese)  y por sobre todo al Líder, trastoca sus valores y principios, convirtiéndose en un ser adicto a la “causa”, se diluye en los fundamentalismos y dogmas que se convierten en la razón de ser del sectario, entonces el partido, causa, movimiento o creencia se convierten en la razón de ser del sectario y no en el medio o mecanismo para lograr el fin, como debería ser. Confunde el medio con el fin y el aparato o herramienta en la razón por la cual se crearon. Las iglesias son la herramienta para rendirle culto a un dios cualquiera que este sea, no la razón de las religiones, así mismo los partidos o movimientos políticos son aparatos para ser gobierno, tomar el poder y cambiar la realidad de la sociedad, en otras palabras son un instrumento no un fin.

La fe en el partido coloca al sectario en el punto de partida y de llegada de la violencia ideológica, aquí no importa que argumentación se tenga, siempre el otro, el diferente, el débil o el minoritario es el causante de los males y el generador de los miedos irracionales y se convierte en la razón de ser de la unidad interna de la secta, a ese “el contrario” hay que desaparecerlo a como dé lugar.

La férrea disciplina de la secta y la supuesta lealtad que sus miembros profesan oculta en muchos casos el abandono a la libertad y la sumisión de los individuos que al final es solo el abandono de la responsabilidad del individuo, para que el grupo y en ultimas el líder, tome las decisiones que fácilmente se deben seguir, es decir, es el abandono al dolor y el miedo de enfrentarse a la realidad.

Las sectas en la historia fundamentaron  los regímenes totalitarios y en su expresión moderna fueron los cimientos del fascismo y nazismo en la extrema derecha o los regímenes de partidos únicos como el khmer rouge de Pol Pot, como uno de los ejemplos de la extrema izquierda.

Sin embargo la secta no siempre llega a tal extremo, se es sectario en muchas de las formas de vivir la cotidianidad y muchas de sus expresiones ocultan interesen personales,  explica comportamientos tan extraños y contrarios a la democracia como opinar en privado y hasta en entrevistas de prensa una cosa y después, votar lo contrario. Para la secta solo existe la verdad y los medios para llegar a ella que su líder o su secta profesan, todo lo demás es malo o simplemente no existe.

La mayoría de los sectarios llegan a su secta de buena fe, con buenas intenciones y mucho desconocimiento, se enrolan en verdades absolutas y se juega la vida por algo que estima justo y necesario. Dice el diccionario de la Academia, que sectarismo es el celo propio de un sectario, y que tal adjetivo bien puede emplearse para designar a los secuaces, fanáticos e intransigentes de un partido o de una idea. O lo que es lo mismo: sectarismo es el apego irracional por las ideas de otro. Algo que debería preocuparnos.

Más allá de definiciones abstractas, el sectarismo es un problema real y tangible, al que todos sin excepción deberíamos hacer frente, en primer lugar, aceptando que su existencia no es patrimonio exclusivo de los demás (todos estamos propensos a ese mal); y segundo, sensibilizándonos sobre el alcance y capacidad de daño que el fenómeno de la intransigencia puede llegar a provocar.(Las barras bravas de los equipos de futbol, por ejemplo)

Es indiscutible que en estos tiempos de indecisión y de eclecticismo político se deben tener claros los principios y los fines del movimiento, es verdad que debemos diferenciarnos  de las otras expresiones políticas del medio, pero sin embargo debemos cuidarnos de caer en el estatismo ideológico, porque un ser con una idea fija es un individuo peligroso para sí mismo, para el grupo y para la sociedad.

La clave está en el equilibrio, en la práctica real de la democracia, en la búsqueda incesante de los puntos de convergencia, hablamos de tolerancia y empatía, hablamos de valores como la concordia, la solidaridad y la fraternidad, hablamos de buscar lo que nos une, para que así se puedan tramitar las diferencias, entiendo siempre que todos somos el “otro” y que como tal todos tenemos diferencias necesarias y complementarias.

El M-19 puede ser una oportunidad para la democracia real o puede ser otra idea más que va al cesto de la basura de las alternativas de poder popular, pero hoy está creciendo y está avanzando, es una realidad que trasciende las páginas de las redes sociales y se hace evidente en las universidades y en las calles de las ciudades de Colombia; convirtiéndose en una responsabilidad inmensa para todos y cada uno de los hombres y mujeres que reivindicamos su existencia.

EL M-19 no es, ni puede ser lo que fue en armas, ni en la AD M19, debemos entender que quienes hoy lo reivindicamos, venimos de diferentes tendencias, partes y formas de pensar, pero estamos en un punto común: La búsqueda de la Democracia Real, de la participación del pueblo en las instancias de poder, de ser Gobierno para trasformar la realidad nacional, de construir entre todos y todas una sociedad más equitativa y justa.

No buscamos un espacio de tolerancia burda, porque tampoco la idea es permitir a ultranza, haciéndonos los de la vista gorda, más allá de tolerar nuestro deber es reconocer que los demás gozan de nuestros mismos derechos y que como nosotros tienen el derecho fundamental de equivocarse y rectificar y que con nosotros pueden caminar el camino que elegimos para beneficio de todos.

El sectarismo atenta contra la democracia real, es una práctica que estimula la hegemonía de un grupo determinado, como el único grupo con capacidad de dirigir los destinos sociales de todo el colectivo y por lo tanto es una práctica que va cerrando la participación de otras personas o grupos en el poder o en el camino para llegar a este.

La democracia por el contrario es el respeto por el otro, por el más débil, por la minoría, es reconocerse igual pero entenderse diferente, es intentar ponerse en los zapatos del otro pero defender el derecho a disentir.

Deberíamos intentar unir la honestidad con la duda metódica, dudar no solo de lo que nos viene de afuera, sino dudar de lo que creemos un hecho, es decir poner a funcionar el intelecto en lo más privado, sin decirnos mentiras, antes de hacer una afirmación sobre otros y emitir un juicio que más tarde podría revelarse como equivocado. Deberíamos comenzar a no aceptar ningún tipo de imposición intelectual, porque esa es la forma más íntima e irrenunciable de la rebeldía.

La idea compañeros y compañeras no es tratar de decirles como pensar, ni como abordar la lectura de la realidad, pero es si permitiros encontrar que siempre hay algo más que los extremos y cada día se abren espacio otras alternativas de pensamiento y nos demuestran que la realidad no está en blanco y negro, que existen los colores y en ellos los matices, matices que debemos aprender a reconocer e interpretar o simplemente entender y aceptar que hay otros que los consideran importantes.

Por último podíamos pensar con tranquilidad que podemos abrir la puertas y ventanas del EME sin temor a que entre el pueblo colombiano, porque el beneficio aquí es de todos y para todos, el bien general sobre lo particular.

En la vida real la influencia de los personajes que se creen únicos, de la gente de paso, de los que nunca dicen nada, de los que creen que todo es malo, de quienes piensan que son los que portan la verdad, la de los que no creen en nada, de los exaltados, de los tahúres profesionales, en fin de la gente de carne y hueso, se presenta a cada hora y hay que juntarla con la influencia de quienes creemos, queremos, hacemos y practicamos la democracia plena, por pocos que parezcamos.

Hacer política en Colombia es una actividad muy peligrosa, en la que muchas veces no se puede avanzar sin pisar callos, y en la que es fácil caer en el clientelismo, la subordinación ideológica, aferrarse a un puesto o simplemente ceder y desaparecer. Pero a pesar de todo vale la pena hacer el intento, jugársela de nuevo.

Es aquí es donde debemos echar mano del pensamiento libre, de nuestra capacidad para pensar sin tener que pedir permiso a nadie, sin más presiones que las que nosotros mismos queramos asumir.

De todos depende, vamos a hacer de nuevo el pacto con el pueblo colombiano de buscar la Democracia, ser gobierno y cambiar la historia del país. Recordemos nuestra consigna de ser Tiernos en el Amor, Amplios en la política, Duros en el combate y generosos en la victoria.

Hoy la guerra se libra en las espacios de confrontación de ideas, sin que por ello debamos dejar la vida, la propia o la ajena, en la contienda; se avecinan tiempos de paz, por lo tanto más difíciles porque el espacio que debe dejar la lucha armada debe ser asumida por la lucha social y allí el M-19 debe hacerse grande como nos querían ver nuestros hombres y mujeres que dieron la vida por ello.

Jorge Alberto Narváez Ceballos


4 comentarios:

  1. Aunque el texto de manera expresa intenta combatir el sectarismo, cae en su propio pecado al considerar que el "EME" es el centro de un episodio unitario o centralizador, cuestión que es totalmente falsa. Hay que abrir los ojos y mirar alrededor para entender que esto no es así. Hay otros, por fuera del EME que son factores importantes en un proceso de unidad y alianzas. Pero el comentario de Jorge es muy bueno contra todos aquellos que hoy, por razones del "sectarismo primitivo" quieren imponer condiciones inaceptables para los que intentar construir un proyecto alternativo.

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  2. Manuel, coincido con usted que el EME, ningún otro espacio del pensamiento humano, son el epicentro de la vida de toda unasociedad o un país o nación; pero resulta que o que aqui escribo está dirigido a esa iniciativa en particular y que se puede asociar con todas y cada una de las iniciativas fallidas por donde hemos transitado por los ultimos 30 años, los que estamos intentando volver a mirarnos a los ojos. Me preocupa que le demos mas desesperanzas al pueblo. Pues si hay un resultado cierto de cada tumbo que damos es la desilución de quienes le meten el hombro, la vida y el tiempo a ellas. Si hya algo que el pueblo no perdona es la incoherencia de nuetros dirigentes, perdona que perdamos, que nos equivoquemos al trtar de avanzar pero la falta a la verdad entre el que hacer y el discurso,so si no lo perdona nadie...Gracias por su nota, un abrazo

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  3. Jorge, toda preocupación y cuidados, son válidos, sobre al intentar reconstruir proyectos y no cualquiera. Lo importante es reconocer y estimular unas vigencias y tener la voluntad de rectificar autocríticamente. Hoy la vida, la historia y el pueblo nos están dando nueva oportunidad. Metamosle sabiduría y coraje. saludos.

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