3/10/13

Jose 'Pepe" Mujica,Discurso Completo, ONU 2013

NOCHE


RECUERDOS


Cuando era niño, mi abuela era gigante, me llevaba de la mano de su casa hasta el mercado y desde entonces los colores, olores y sabores se quedaron grabados como una impronta en mi cerebro. Los toldos de lienzo, el arcoíris de frutas, el mote con tripitas de puerco y los gritos de las vendedoras ofreciendo sus productos, salíamos por la calle que pasa por la iglesia de la Merced, saludábamos a la michita y por lo general mi hoja de achira aun tenía unos cuantos motes, que saboreaba aun en la iglesia, pasábamos por la 18 y en el andén los fotógrafos retrataban a los transeúntes en competencia con la foto agüita de la plazoleta del zaguán de las medias, que siempre tenía paisanos en fila, esperando el turno, para llevar su foto blanco y negro.

Cuando era niño, mi barrio era inmenso, iba desde la tienda de las vecinas Cabrera, las de la leche, pasaba por la casa de los Enriques, de los Alvarado Hurtado, la tienda de Don Modesto y la tienda “El vecino” donde comíamos helados con pasas, con los que hacía llorar a mi hermana, porque le decía que eran moscos. De vez en cuando me llevaban de paseo a Pandiaco, a jugar en la playa y a comer morcillas con “cola cigarra”, a visitar a la abuelita Mercedes en la 18 con 28 o al granero Santa Zita a comprar con mi abuelita. Obviamente pasábamos por el Parque Infantil que entonces no tenía mallas, ni puertas, con sus veredas en tierra bordeadas de ladrillo y siempre llenas de las acículas de pino que se volvían amarillas con el tiempo.

Cuando era niño, la caja de cartón debajo de la mesa de cortar de mi abuelo, era muy cómoda, llegaba de la escuela y me metía como el Chavo del Ocho en su barril, estaba llena de retazos, el “burro” de planchar y de su hisopo, me ponía a jugar, a soñar, a imaginar mientras mi abuelo cortaba, planchaba o cocía siempre silbando la música que aun hoy escucho con sabor a recuerdo, los tangos, los vals y el foxtrot, la música de la ronda lirica o de Julio Jaramillo.

Cuando era niño la escuela quedaba bien lejos, me tocaba subir por toda la 26 en las mañanas, que por lo general eran frías o con lluvia, mi abuelo me llevaba a veces, otras veces mi mamá, hasta el primo lucho sabia recogerme para subir juntos a la Normal de Occidente. De salida nos metíamos en la Zapatería a leer revistas, Kalimán, El santo, Tarzán, Arandú, Starman o pasábamos por las ebanisterías del frente a comprar los trompos, el trompo de poner, el de arriar y el de dar tucos.

Cuando era niño todos éramos muy alegres, salíamos después de hacer la tarea a jugar en la calle, torneos enteros de arriadas con los trompos, las seguidas con las bolas o canicas, las carreras de palitos en los ríos que formaba la lluvia a la orilla de los andenes.

Cuando era niño la ciudad era gentil, los tejados de las casa te protegían de la lluvia, del sol, de las palomas, en el parque de Nariño habían árboles y prado y en frente vendían helados de paila que comíamos después de la misa en San Juan y antes de ir a Matiné en el teatro Colombia, en el Gualcalá o en el Alcázar.

Cuando era niño, el pueblo estaba en pie de lucha, mis tíos llegaban a la casa por la noche de pelear contra el gobierno, nos sentábamos al pie de la tulpa en oscuras, porque estábamos en racionamientos, se hacia el resumen de lo acontecido y de lo dicho por Heraldo Romero el estudiante de Derecho que lideraba las revueltas.

Cuando era niño me imaginaba tener un hijo, un hijo como los que tengo ahora, para contarles lo que yo viví cuando era niño…