En la pelea de Uribe y Santos no están en juego los motivos económicos
del modelo neo liberal, bajo el cual se han acabado de enriquecer tanto sus socios
y sus familiares y que hace que cada vez más se ahonde la pobreza extrema, lo
que tiene agarrados a los dos sectores de la oligarquía colombiana, la oligarquía
de siempre con la emergente, es la administración de las migajas que se
reparten del robo continuado y la venta de nuestros recursos nacionales a las multinacionales.
Parecen pelear hasta la muerte, pero esto esta fríamente calculado, en este modelo económico todo encaja, la gente de Uribe y sus uribestias, enfrentan a Santos y a sus amigos, que antes eran sus amigos y socios. En el papel eso es irreconciliable, así lo venden, así lo muestran, así lo pregonan. Pero al final son los mismos, los mismos socios, las mismas trasnacionales, el mismo capital financiero, los mismos depredadores sin alma.
Claro que está, que lo que se
juegan son los contratos, concesiones, comodatos, cuotas políticas, donaciones
y préstamos sin retorno; como siempre lo han hecho. Para ellos el poder Ejecutivo,
solo se mide con los resultados en el plano económico de sus cuentas
empresariales y personales, lo demás es discursearía barata. Al final siempre
se terminan juntando, son el mismo grupo de familias que se ha repartido el
poder, por dos siglos en este país.
No se pelean la administración de
las limosnas que le dan a los dignificados de la política económica, no se están
definiendo quien comandará el ejercito de pobres, el ejércitos de futuros
camisas negras adoctrinados en las largas jornadas de hacer colas por la
limosna del día. Ellos los beneficiarios de los programas limosneros, son parte
del engranaje, desplazados, receptores del desplazamiento, población por debajo
del índice de pobreza, pobres y más pobres, que además engrosan los millones de
desempleados y sub empleados, con hijos, con padres, con víctimas de la guerra…
Se pelean si, la definición de los grandes contratos con las multinacionales mineras, con las concesionarias viales, las migajas que les caen de las multinacionales financieras, que compran a huevo y venden a precio de oro, nuestros recursos nacionales.
En fin, el futuro de hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos que se convirtieron en millones de menesterosos deambulando por las migajas que además de romper la columna vertebral de la dignidad enriquecen cada día más a los grupos financieros; les importa poco. Al fin y al cabo ellos y ellas votan, votan y les consiguen votos, se multiplican como ratones de laboratorio, viven agradecidos de las limosnas, abaratan el mercado electoral y como en los viejos tiempos se los puede llevar en manadas con cedula en mano, con el número de código del carnet, con las listas de registro únicos de beneficiarios.
Los millones de dignificados y población vulnerable que se puede mostrar a la comunidad internacional como población receptora de los beneficios del gobierno, reelige al mismo gobierno. Un gobierno que con una mano mata a sus opositores y con la otra reparte regalos, sobornos disfrazados de beneficios y los pobres seguirán haciendo filas interminables, llorando por seguir en los listados y aguantando el trato de tercera que reciben para callar cualquier disturbio, cualquier reclamo, así sea en ejercicio legal de pedir lo justo, tal como lo determina el Estado Social de Derecho, que cada día es más, el Estado antisocial de Derecha.
En el enfrentamiento Santos Vs Santos, no se define la contradicción de
la política del Estado, no se enfrenta el Estado Comunitario vs el del Estado
Social de Derecho, el del Estado de opinión vs la división de poderes que desde
la creación de los Estados Unidos de Norteamérica es el emblema de la
democracia burguesa en oposición a las dictaduras de todas las pelambres, ni
siquiera eso.
Aquí no se está desbaratando la diatriba de la moto sierra, solo se está
pugnando por el incremento de los dividendos de unas cuantas familias, que si
observamos con lupa, son familiares entre sí, es decir, la lucha Santos Vs
Santos.
Jamás se había hecho un atentado a los derechos civiles como se está
haciendo ahora bajo el amparo de las supuestas mayorías, ni siquiera en las
dictaduras conservadoras tan funestas a la Patria o en la dictadura Militar del
abuelo de Samuel se había visto este amparo a la corrupción mafiosa en el
poder.
Hoy estamos ante la debacle de una democracia que ni siquiera se asoma a
una social democracia, un acto de una sola familia que nos regresa al del siglo
XIX, reafirmando el gobierno oligarca que jamás dejó asomar las reformas
sociales que nuestros vecinos (Ecuador y Venezuela por ejemplo) pudieron
desarrollar hace más de un siglo.
Porque aquí lo que se gesta es una sociedad de áulicos y de comités de
aplausos a la dictadura constitucional de los Santos (Uribes, Vargas, etc), de
sus ejércitos de camisas negras, de esos hombres y mujeres dispuestos a vender
hasta a la madre, por las limosnas.
En su pantomima han sacado a bailar hasta la Justicia Penal
Internacional, pues para nadie es un secreto que Uribe como Fujimori o como
cualquier dictador quedará a la deriva cuando quede sin poder, tendrá que
enfrentar los delitos de magnicidio, genocidio y etnocidio; delitos de lesa
humanidad que podrán ser reclamados en cualquier corte que no sea laxa o justificante
todos los oprobiosos vejámenes que en esta nuestra patria se cometieron a diario,
pero en esa amenaza cae el amenazante Presidente, pues él fue el Ministro que
se convirtió en su candidato, el socio que ayudo a cometer las fechorías.
Por eso y por mucho más, por el deber que tenemos con la humanidad, con
nuestros viejos y nuestros hijos, por simple vergüenza debemos construir la
fuerza que nos lleve a conquistar la Patria del tamaño de nuestros sueños, que
hoy está en el límite del no retorno. A la alternativa oligárquica de Santos al
cuadrado, le demos responder con inteligencia y sensatez para juntar a todos y
todas por el bien de nuestro pueblo y nuestra propia sobrevivencia.
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