Hace
varios años conocí a Afranio Parra Guzmán, lo escuche en un campamento escuela
del M-19, en la formación de las milicias de la organización. El hombre me
tramó de inmediato, a pesar de que uno a los 16 años se trama fácilmente, pero
esto era diferente, porque en un momento de guerra y en un campamento escuela
militar, se habló de todo menos de teoría bélica. Fue una conversación que
definitivamente, me trazó un sendero de vida que aún hoy sigo recorriendo.
Afranio
era un campesino del Líbano Tolima que habiendo llegado a Bogotá a estudiar
economía en la Universidad Nacional,
se encontró con la militancia comunista en la JUCO, donde se hizo amigo de Jaime Bateman Cayón,
con quien luego militó en las FARC y más tarde junto con otros ex farianos y varios
militantes de la ANAPO,
fundó el M-19. Luego por avatares de esta guerra fratricida, fue asesinado en
Bogotá unos meses antes de la desmovilización.
A
Afranio le revestía ese halo de hombre sabio, curtido por la guerra pero
impregnado de amor por todas las formas de vida. Me explicó en ese campamento
del EME en Siloé (en plena zona urbana de Cali), como nada en el universo
permanece impune, como cada cosa y cada hecho por milagroso que parezca, es
parte de una misma fuerza, que si la entendemos la podemos movilizar y que el
hecho de que no estemos capacitados para entender dichas fuerzas o de
explicarlas, no hace que no existan.
Guerrero
del cuarzo y del jaguar, dos elementos más allá de la simbología, mecanismos de
fuerza y transparencia movilizadora de energía y pensamientos creadores de
nuestros ancestros indígenas, negros y europeos, que constituyen esa amalgama
de etnias, con las que cohabitamos el pedazo de tierra llamado Colombia.
El
cuarzo y el colmillo del jaguar eran sus talismanes en esta lucha, que más allá
de la lucha de clases explicada en numerosos tomos de la teoría marxista, es
una lucha entre la vida y la muerte. La lucha eterna entre el bien y el mal.
Afranio
nos explicaba en su lenguaje fluido, poético y motivador, como todos somos
parte activa, co-creadores de nuestro universo permanentemente. Nos hacia
entender como dichos conceptos están acordes a las nuevas concepciones de la
física cuántica, basada en la
Teoría de la
Relatividad que Einstein planteara en la mitad del siglo XX,
pero que los chamanes ya las habían descubierto hace miles de años. Nos repetía
con gran énfasis que estamos en la era del cuarzo, una era de cambios que nos
obliga a afanarnos a entender nuestra tarea en este planeta, antes que todo se
pierda.
Que
estábamos enfrentados a fuerzas poderosas, pero que por lo mismo debíamos,
desde las entrañas de la tierra, organizar la fuerza capaz de enfrentar el
caos, a la ignominia y rescatar por fin la dignidad.
“Soy
el heredero de su fuerza nueva que luchará hasta más allá del límite de la vida
para instaurar en nuestra patria americana la libertad, la justicia y la
felicidad, pilares de lo que yo llamo el templo del jaguar”. Decía y sus ojos
brillaban de entusiasmo ante un grupo de hombres y mujeres de las milicias
Bolivarianas del M-19, las que tenían por símbolo un gallo de pelea, colorado
pinto en acción de espolear a su oponente. Somos las hijas y los hijos del
jaguar y debemos prepararnos para enfrentar las sombras, para mover lo que
tiene que ser movido y restablecer el equilibrio, el bienestar de todos en el
todo, por lo tanto no somos unos guerrilleros contra el Estado, somos guerreros
de la vida.
Nos
dejó claro como podíamos concebir algo en la mente, y como la voluntad lo
mueve, como la voluntad colectiva trabaja hasta hacer realidad lo concebido,
pero como es un hecho tan cotidiano no podemos percibirlo. Eso es en esencia la
fe, nos repetía. Por eso la cadena de los afectos es una realidad, por eso la
certeza del amor es nuestra consigna.
Que
somos un puñado de hombres y mujeres que debíamos entender la esencia de
nuestra lucha y entender la dicotomía insalvable, entre la América sajona, blanca,
protestante e imperialista, y la
América de múltiples orígenes, de creencias múltiples, de
múltiples derroches y alegrías, además de propagar como semilla, nuestra
condición libertaria. Por eso nos dictó como su consigna: ““el Guerrero
Total”. Una manera de acercarse, ya no
al sentido economisista que existe en la política, sino al sentido de lo
sagrado de la vida misma en su totalidad. Es más el reconocimiento de la
especie con la naturaleza y su conexión vital con ella. Esta era que avanza fue
llamada por Afranio “la Edad
del Cuarzo y la
Transparencia”.
Manifestaba
en sus charlas y en sus escritos, incluida allí su poesía y sus canciones, que
el deseo intenso de un individuo crea una fuerza movilizante, pero la acción de
un grupo acompañado de un deseo intenso colectivo, es un vehiculo de fuerzas
creadoras. Nos explicaba, mientras se empinaba en las puntas de los pies y movía
sus manos para hacernos entender ese universo de ideas y de propósitos, que
solo el Hombre Jaguar y la
Mujer Jaguar, convertidos en sacerdotes y sacerdotisas del
Templo del Jaguar, concientes de que estamos en una era que a simple vista parece
ilusoria, pero que contiene en sí misma una religación plena con la tierra, pueden iniciar un
retorno necesario con la vida en todas sus manifestaciones. Nos decía en ese
tono conciliador de chamán como quienes estábamos en ese momento y en ese
lugar, habíamos escogido el camino para
ser un mecanismo de atracción, un polo magnético, capaz de mover las entrañas
del pueblo.
En
esa escuela empezó mi verdadera búsqueda, que no está determinada por partidos
políticos o líderes con razón o sin ella, mi búsqueda es como la de Afranio
Parra: “resolver el acertijo que todo guerrero debe logar y es como perdurar
para llegar a la meta que se propuso”.
Jorge
Narváez Ceballos.
Jorge lo conoci y ahora que se acerca un ano mas de su asesinato me pregunto por que olvidamos a estos profetas de la paz como el Flaco y el viejo y enaltecemos solo a ciertos personas cuando Afranio con su vision chamanica y syu filosofia universal fue asesinado en las conversaciones. Por que no se reivindica a un ser que solo sabia aqmar y dar alegria. Zully I.Orozco
ResponderEliminarJorge lo conoci y ahora que se acerca un ano mas de su asesinato me pregunto por que olvidamos a estos profetas de la paz como el Flaco y el viejo y enaltecemos solo a ciertos personas cuando Afranio con su vision chamanica y syu filosofia universal fue asesinado en las conversaciones. Por que no se reivindica a un ser que solo sabia aqmar y dar alegria. Zully I.Orozco
ResponderEliminarJunto al Jaguar y el Cuarzo, para Afranio, el Gallo y el Corazón completaban no solamente la simbología del miliciano sino la orientación para nuestras luchas, lo que se remataba con el Heavy. Las mariposas, NUNCA FALTABAN EN NUESTRO DICCIONARIO. Todo esto junto a las rancheras y la salsa vibraban en los barrios populares, en nuestro caso de Bogotá, pero tambien en Cali y otras, al caminar en la obscuridad de la noche con la luna por encima y Afranio por delante, al caminar por las polvorientas calles y los senderos urbanos formados por el barro al margen de las vías principales encontrábamos las luces traseras de las viviendas de nuestro pueblo prendidas, intermitentes brillantes y vivas con la presencia de sus habitantes, todos listos para compartir el tinto, y el aguardiente que calentaban nuestros pensamientos y refrescaban el calor de los planes para las tareas y actividades del siguiente día en el barrio o en la vecina localidad. Solo lloramos, y no de dolor, lloramos de rabia, solamente cuando tocó acompañar a Afranio en el Centro Gaitán.
ResponderEliminar